jueves, 26 de abril de 2012

RELATO: Pablo 29 años

Los comienzos.
Al beber me sentía mucho mejor. Podía hablar..., hablaba con todo el mundo..., no me callaba ni debajo del agua... Es que yo soy muy tímido.
Yo he estado bebiendo desde muy joven, muy pequeñito, desde los 13 o 14 años. Es que mi padre era alcohólico, murió de cirrosis. Y mi madre no quería tener alcohol en casa, pero una vez le dio una vena y compró una botella de coñac por Navidad... Entonces yo la cogí. Estaba escondida para que mi padre no la viera y yo la cogí. Y traguito a traguito..., cuando se dio cuenta mi madre...
Luego empecé con unos amigos, y nos tomábamos entre los tres una caña. Fue al principio. 
No sé por qué bebía..., mi madre se iba a trabajar..., y me quedaba solo.
Al principio, cuando empecé a salir con mi mujer, pues bebíamos los fines de semana. Yo siempre he bebido más que ella. Cuando me casé, ya ha sido una cosa... Bebía en casa y fuera de casa. Bebía cerveza antes de comer, en la comida y después de comer.

Los problemas.
Mi mujer me decía, sobre todo cuando se quedo embarazada: ¿no crees que bebes mucho? Yo no decía nada, me iba a la cocina. Le chillaba. No me ponía agresivo, pero le decía todo a gritos.
No, no me daba cuenta de que estaba tan mal..., yo con tener mi cervecita o vino o lo que fuera..., veía todo solucionado... Bueno, yo creo que sabía que no era normal, pero como creía que a mi no me hacía daño...
Y hubo un momento que el hígado dijo que bebiera mi abuela.

Pidiendo ayuda.
La asociación en la que estoy me ha ayudado mucho, a aclararme las ideas y ahora me encuentro fenomenal. Ha cambiado... Bueno, es que ha cambiado todo.
Yo le diría a la gente que tiene problemas con el alcohol... que se aten a la pata de la cama.
No sé.

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