No todas las sustancias tóxicas son iguales, producen los mismos efectos o tienen las mismas consecuencias. En gran medida dependen de la manera de consumirlas, del estado físico y psíquico del individuo que las toma y del entorno social en el que esté inmerso.
El consumo habitual de ciertas sustancias, que en un principio parecen inocuas, puede llegar a crear una fuerte dependencia. El organismo necesitará de ellas para funcionar con normalidad. El carácter de la dependencia difiere según el tipo de sustancia. Algunas drogas producen dependencia con gran rapidez: unas pocas dosis seguidas bastan (por ejemplo, la heroína), en tanto que otras requieren más tiempo de consumo continuado (por ejemplo, el alcohol).
Pero no olvidemos que sin llegar a un estado de drogodependencia, las drogas pueden alterar nuestra vida cotidiana porque las cosas que nos importan pierden interés para nosotros, comienzan a parecer aburridas, complicadas y ajenas.
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